Capítulo 3
EL PODER DE LA VISIÓN
Éxodo 3:1-10 PRINCIPIO CLAVE: DIOS LE DA VISIÓN A UN LÍDER Y A UN EQUIPO PARA INSPIRAR EL CAMBIO EN LAS PERSONAS.
“Donde no hay visión, el pueblo se extravía.” --Proverbios 29:18 (NVI)
EXPOSICIÓN: Moisés tiene un encuentro con Dios, y Dios le da una visión.
El llamado de Dios para Moisés vino mediante la experiencia literal de un “arbusto ardiendo” cuando Moisés tenía ochenta años de edad. ¡Ochenta años! Parece que nunca se está demasiado viejo para ejercer influencia; nunca se es demasiado viejo para ser líder.
Dwight L. Moody describió la vida de Moisés de la siguiente manera: “Moisés pasó sus primeros cuarenta años pensando que era alguien; luego, pasó sus segundos cuarenta años aprendiendo que no era nadie; finalmente, pasó sus terceros cuarenta años descubriendo lo que Dios puede hacer con un ‘don nadie’”(What the Bible Is All About, [De qué trata la Biblia] Henrietta C. Mears, Ventura, CA: Gospel Light Publications, 1966, pág. 33).
Lea acerca de la experiencia que tuvo Moisés con la zarza ardiendo.
Éxodo 3:1-6 1 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
Moisés se encontró con Dios en uno de los árboles más bajitos que Él había creado, un arbusto. La palabra hebrea lo describe como una “mata espinosa”. ¡Mira que Dios tiene maneras inusuales de obrar! Dios desciende al Monte Horeb y se manifiesta en la mata espinosa más insignificante del desierto. Ésta era tan solo una zarza, al igual que otros innumerables arbustos que adornaban el desierto de Madián.